“Christmas in Hell”…es, sin duda alguna, una fiesta cómica
…pero no para los puristas ni los melindrosos

Photo By © Carol Rosegg

Santa Claus no aparece en “La Navidad en el Infierno”…no hay ni los renos famosos, ni el trineo cargado de regalos navideños ni un viaje al polo norte para visitar el taller del Papá Noël . Lo que si hay es un niño que no quiere más que una visita a Chucky Cheese, un padre frustrado, un detective curioso, el cucuí y el diablo en persona…pero el elemento más importante es un temido pastel de frutas pavoroso que encanta al que lo come…si es que alguien lo come. La obra que resulta, con libro, música y letra de Gary Apple, es un regalo de Navidad para los espectadores que asisten a una función… pero cuidado, porque es algo irreverente, muy graciosa y absolutamente deleitosa.

Parece que la vida no ha tratado bien al pequeño Devin quien vive con su padre y después de la desaparición de su madre, ha llegado a ser un chico aislado…algo rebelde. Cuando come del pastel de frutas, que ha sido pasado de una persona a otra por generación tras generación sin ser comido, se pone completamente diabólico con resultados que son sencillamente hilarantes. Claro que le toca al padre descender a las entrañas del Infierno para ganarle no solo el alma sino también el espíritu y el cuerpo del niño. Hay que decir que la obra no es para niños muy pequeños que esperan ver un cuento de hadas acerca de la Navidad…los que gozarán más son los adultos más liberales que se divertirán grandemente de esta comiquísima sátira de las historias de la época navideña.

El elenco alardea al actor juvenil Elijah Rayman en el papel del chico encantado; este actor diminutivo tiene un gran talento y tiene la voz adecuada para las canciones My favorite place que entona acerca de Chucky Cheese Chucky Cheese y Somebody Owes Me a Christmas, su solo que vocaliza cuando aprende que la Navidad ha pasado sin que él recibiera ningún regalo. Scott Ahearn capazmente interpreta a Richard, padre del chico endiablado. Los demás miembros del elenco (Ron Wisniski, Lori Hammel, Donna English, Dathan B. Williams y Zak Risinger) manejan bien sus múltiples papeles. Brandon Williams se divierte interpretando a Lucifer en carne y hueso en una interpretación que entretiene mucho al público.

James Morgan, diseñador de escenografía, ha realizado un infierno lleno de puertas en llamas además del mundo normal de un niño en su rutina diaria. El diseñador del vestuario, Tyler M Holland, ha creado unos vestidos aptos para la estación navideño… pero son llamativos y aptamente comunes y corrientes. Iluminación de Yael Lubetzky produce un fulgor infernal cuando los personajes descienden al Abismo final y un brillo gélido cuando comienza a nevar. El sonido es de Julian Evans. Manejándolo todo está el director Bill Castellino quien dirige sin sutileza alguna lo cual es perfectamente apta para la obra; el Sr. Castellino también ejecuta la coreografía.

La divertidísima “Christmas en Hell” una producción del York Theatre Company en cartelera en el York Theatre at St. Peters, Citicorp Building, 619 de la Avenida Lexington al cruce de la calle 54 con la Avenida Lexington. Funciones hasta el treinta de diciembre con el siguiente horario: martes y miércoles, a las siete; jueves, a las dos y media; viernes, a las ocho; sábado, a las dos y media y las ocho; domingo, a las dos y media. Boletos: $67.50, disponibles en la taquilla del teatro Yorkal Ovationtix.com o al 866. 811.4111.

 

 

 

Incredibly, Margherita nearly saves the play with her irrepressible comic instincts. One of the funniest actors in New York, she draws the audience in with her charm and energy. She even makes the verse tolerable, occasionally ad-libbing comments on Lombardo’s more desperate rhymes.

Even those not amused by the premise will struggle not to laugh at her antics.

Director Carl Andress smartly lets Margherita do her thing while providing her with a lavish production. Set designer David Gallo places a full-size trailer in the snowy foothills of Mt. Crumpit, stuffing the little room to the gills in a way that shows it has been well lived-in. Costumer Jess Goldstein wraps Margherita up like a Christmas gift, complete with ribbons and sequins, while Charles G. Lapointe gives her a permed wig that looks like it was taken off the set of Working Girl. There are two lighting designers (Ken Billington and Jonathan Spencer) for this one-hour solo show, and I can happily report that we can always see the stage. Bart Fasbender delivers excellent sound for the two musical numbers.
I walked away convinced that Lesli Margherita ought to have a Christmas special, but perhaps not one written by Lombardo. Who’s Holiday is the off-Broadway equivalent of an ugly Christmas sweater given in jest — while it delights for a moment, come February you will have completely forgotten about it.

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