Cambios, comida y catástrofe en los años sesenta
“Napoli, Brooklyn” se lo entrega todo y mucho más

Photo By © Joan Marcus

La familia italoamericana en el centro de la obra “Napoli, Brooklyn” de Meghan Kennedy no es muy diferente de tantas otras que habitaban dicho municipio de New York en aquella época: el padre mandón, la madre cariñosa y las tres hijas rebeldes, listas a enfrentarse con los valores y tradiciones de sus padres. El libro de la Señorita Kennedy es mucho más que una obra de una familia inmigrante, sin embargo, debido a algo inesperado que la escritora ha preparado que cambiará la familia y sorprenderá al teatrero aún más empedernido.

La familia Muscolino vive cómoda pero sencillamente en una de las muchas viviendas de una casa multifamiliar. Al ver la familia por primera vez, todas, menos el padre, están sentadas alrededor de la mesa del comedor, comiendo y hablando…aunque no se oye ni una palabra de su conversación. Hay Francesca (la maravillosa Jordyn diNatale), quien sabe que es lesbiana aún a su muy temprana edad; ella está planeando escaparse a Francia con su novia Connie, (Juliet Brett), una joven irlandesa, hija del carnicero. Vita, la segunda hija, (la igualmente efectiva Elise Kibler) de veinte años, ha sido mandada a un convento por haber defendido a su hermana menor de la brutalidad  de su padre cuando él amenazó a la pequeña con un acto de violencia. Tina, (la eficaz Lilli Kay). la hija mayor, de veinte y seis años, tuvo que dejar los estudios para trabajar y apoyar a la familia económicamente.

La madre Luda, interpretada ferozmente por Alyssa Bresnahan, es la prototípica madre italiana quien ama a su familia, cocina deliciosos platos (cuyos aromas llenan el teatro y hacen venir agua a la boca) y aguanta los insultos y atropellos de su esposo Nic (Michael Rispoli, antiguamente de The Sopranos), de carácter machista y abusivo. Todas las hijas tienen su escape: Francesca…su viaje a Francia…Vita…su vida nueva…y Tina cuya compañera de trabajo Celia (Shirine Babb) le ofrece la posibilidad de seguir sus estudios en clases nocturnas.

La fiel Luda nunca podría dejar a su esposo aún por el interés expresado por el carnicero viudo, Albert Duffy (el sensible Erik Lochtefeld) por quien ella siente cierto cariño profundo. Aún cuando su situación cambia, parece que ella nunca dejaría de ser la Señora Muscolino.

No voy a revelar lo que pasa al fin del primer acto…basta decir que ese evento revelador cambia el enfoque del drama y obliga que los familiares cumplan con su propio destino. Además, lo que pasa es tan chocante y sorprendente que los espectadores quedan atónitos al salir del teatro durante el intermedio.

La astuta dirección es de Gordon Edelstein quien maneja capaz y creíblemente las varias historias y las entreteje en una sola totalidad…formando, de esta manera, una verdadera familia. El equipo técnico (escenografía de Eugene Lee, vestuario de Jane Greenwood, iluminación de Ben Stanton, sonido de Fitz Patton ) recrea cuidadosamente el ambiente y el lugar de los hechos.

“Napoli, Brooklyn” en cartelera en el Laura Pels Theatre del Harold and Miriam Steinberg Center for Theatre,

111 W. 46th St, Nueva York. Funciones hasta el tres de septiembre con el siguiente horario: martes a sàbado, a las siete y media; miércoles, sábado y domingo, a las dos. Boletos: $79. En la taquilla del teatro o al

212-719-1300.

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