“King Kong” ruge y reina triunfante en Broadway
Es una obra maestra de tecnología, ingenio y talento
Photo By © Joan Marcus
Tras muchísima anticipación, la amada película de los años treinta acerca de la doncella quien domó la bestia llega al fin a las tablas de Broadway. Cuando estrenó en Australia, tuvo un éxito fenomenal…yo apuesto que la obra que llegó recientemente al Broadway Theatre será sumamente victoriosa en Nueva York también.
Todos saben del simio gigantesco que fue capturado por Carl Denham (Eric William Morris), aventurero y productor de cine, en una isla misteriosa, la Isla de la Calavera y como lo llevaron a Nueva York para exhibirlo a fin de ganar un dineral cuando el público comienza a pagar para ver lo que se conoce como la octava maravilla del mundo. Al llegar a Nueva York, encadenado, decepcionado y aparentemente traicionado por la joven Ann, el cuadrúmano se niega a comer; se diría que está deprimido por haber sido traicionado por Ann Darrow (Christiani Pitts). Durante su estreno en Nueva York, cuando Anne rehúsa participar en el espectáculo, y, pensando que la muchacha está en peligro, Kong va arrasando a todo. Con la bella dama en la espalda, cruza la ciudad para encontrarse en el Edificio Empire State, un rascacielos que escala hasta la cima. Allí, es matado en una ríspida lluvia de balas y, agonizante, cae a la tierra abajo.
Al ver la obra, es difícil imaginar el poder de la ingeniosa creación que pesa una tonelada y mide más de veinte pies de altura. Un equipo de doce titiriteros manejan los movimientos de la extraordinaria marioneta; ellos quedan completamente en la vista de los espectadores. Otros efectos son controlados por computadoras. Tan realista es el títere que se le puede ver las emociones por las expresiones en los ojo, la posición de un dedo o por la furia que lo asedia en sus dientes amenazadores. Proyecciones e imágenes visuales diseñadas por Peter England con contenido de Artists in Motion crean efectos fascinantes; los excelentes efectos creados por ese diestro grupo le dan a Kong la capacidad de correr mientras imágenes de edificios y calles llegan a la vista y se van con la misma rapidez. Tal vez el acertijo más espectacular ocurre cuando Kong comienza a montar los pisos del conocido rascacielos.
El director no quiso solamente crear una replica exacta del amado filme que ya es un clásico en el mundo cinematográfico. Así, a diferencia de Faye Wray, la actriz quien originó el papel de Ann y no hizo nada más que gritar de terror…ella sí tenía un gripo excepcional…en la interpretación de la Señorita Pitts, Ann es valiente, luchadora, atrevida y tiene un rugido casi tan estrepitoso como el del gorila. Hay otros cambios también pero no tienen ningún efecto en el contexto de la obra. En cuanto a la música, partitura de Marius de Vries, canciones de Eddie Perfect, letra del mismo Señor Perfect…algunas de las melodías son movidas (Dance My Way to the Light, Queen of New York, Scream for the Money)…y una, The Wonder, la que cierra la obra antes del telón final, es inolvidable y francamente espléndido.
Se le debe mucho al diseñador de Kong, Sonny Tilders y su equipo quienes han creado una criatura tan increíblemente realista que parece viva. Manipulado por al menos doce titiriteros juntos con unos ingenieros especialistas en la animátronica. Hasta hay un gruñidor en vivo para vocalizar los sonidos producidos por Kong.
El equipo técnico es numeroso…para crear en fenómeno como éste se requieren muchas manos a la obra: escenografía y proyecciones de Peter England, vestuario de Roger Kirk, iluminación de Peter Mumford, sonido de Peter Hylenski, dirección de Kong y del movimiento aéreo de Cavin Robins, pelucas y peinados de Tom Watson, orquestaciones de Christopher Jahnke, y dirección musical de Michael Gaceta.
King Kong, en cartelera en el Broadway Theatre, 1681 Broadway, New York. Funciones: martes, a las siete, miércoles, a las dos y las ocho; viernes, a las dos y las ocho; sábado, a las dos y las ocho; domingo, a las tres. Boletos: $89 a $155, disponibles en la taquilla del teatro, por telecharge.com o al 212.239.6200.